Por José Luis Calvete
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Santiago Giovannini es uruguayo, está a punto de cumplir 35 años y se dio el gusto de surfear en Cloudbreak, en las islas de Tavarua, Fiyi. Lleva casi una década radicado en México, donde tiene un centro de terapias regenerativas para surfistas y da clases online. Se dedica al freesurf, por lo que no compite. Lo hace de forma libre, sin compararse con otros.
Entrena, se alimenta, descansa y vive en función del surf junto a Verena, su novia, que lo acompañó en la quijotada rumbo a una de las maravillas del surf mundial. Su forma de vivir el deporte que lo apasiona lo hace estar en constante movimiento, siempre arriba de la tabla y pronto para viajar detrás de olas gigantes (de 10 metros o más).
“A mis 21 años decidí darle un giro a mi vida y aprender a surfear olas tubulares y grandes a pura remada. Trabajando de lo que surgiera con el único objetivo de surfear. Después de varias temporadas aprendiendo y entrenando en México, en 2023 tuve la oportunidad de llegar a Hawái, la meca del surf. Allí tuve la suerte de remar una de las olas más grandes de mi vida”, contó a FútbolUy, recordando el hecho que generó su primera nota con este medio.
“Luego seguí buscando olas tubulares y nos fuimos con mi novia Verena a Teahupoo, en Tahití, en la Polinesia Francesa. Una ola que se caracteriza no tanto por su altura, sino por poder. Es una de las olas más pesadas del mundo. El océano entero se cae sobre el arrecife de coral a unos dos o tres metros de profundidad. Queda a 15 o 20 minutos remando desde la playa y tiene un paisaje de revista con un bosque tropical y montañas”, rememoró.
Luego volvió a México para seguir surfeando allí. La recuperación no es solo física, sino también económica. Sus terapias regenerativas de calor y frío, en formato de temazcal (sauna) con baños de hielo, sumados a los entrenamientos online orientados a la mejora de la fuerza máxima de los surfistas, son el sustento para costear el estilo de vida que soñó.
“En 2024 hice la temporada de olas en Hawái, luego en México, y tuve la oportunidad de buscar un swell [una marejada de olas] en Cloudbreak [el nombre de la ola], una de las maravillas de olas del surf mundial”, contó en referencia a la ola que se encuentra en Tavarua. Está ubicada en el medio del mar, a 15 minutos en lancha desde la isla de Fiyi.
“Estábamos en México y vimos que se iba a dar un swell grande en Fiyi con condiciones cuestionables, pero que luego una serie de tormentas formadas debajo de Australia iban a enviar más oleaje con mejores condiciones para la práctica del surf. Así que con mi novia decidimos aprovechar la oportunidad e ir a conocer este punto”, explicó.
“Es una ola que rompe debido a una barrera de coral. Se comenzó a surfear hace unos 10 o 15 años, ya que antes era de uso exclusivo del resort de Tavarua”, agregó Santiago, quien tuvo que afrontar “una logística un poco especial” para Cloudbreak, dado que “está alejado de tierra firme”, por lo que “hay que ir en lancha, con lo necesario para pasar el día, teniendo en cuenta las posibles situaciones que puedan llegar a suceder y cómo resolverlas”.
El costo de cada sesión es muy alto, y las horas allí son diferentes a todo. “Es una ola oceánica, en mar abierto, muy fuerte, difícil, fondo de arrecife de coral, con olas que generan tubos azules increíbles”, explicó, y valoró la experiencia vivida. “El primer swell fue según lo previsto, grande y desordenado, con pocos surfistas en el agua, lo que lo hizo muy divertido. De repente venían olas enormes que llamamos ‘barredoras’, que limpiaban la cancha de surfistas”, narró.
“Decidimos quedarnos para las siguientes marejadas, que fueron un poco más pequeñas, pero todavía sólidas y con condiciones perfectas. Para estas marejadas llegaron muchos surfistas profesionales de todo el mundo, haciendo que el agarrar olas fuese aún más difícil, ya que la competencia por las mejores olas era más apretada”, explicó.
“Tuve la suerte de que me tocara agarrar unas olas increíbles en un lugar mágico y desafiante, muy contento de haberlo logrado”, contó entusiasmado Santi, montevideano de nacimiento pero oriundo de Punta del Diablo en términos de surf. Hoy, ya está pronto para iniciar la “recuperación física y económica” de cara a la próxima temporada de olas en Hawái.
Santiago agradece a su familia, a su novia Verena, y a:
@turtlebaysurfboards por las tablas
@escueladesurf_playagrande
@j.a.balsamo por la preparación física
@duke_surf por la difusión
@salvajeweb
Por José Luis Calvete
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